En toda zona costera del mundo encontramos un puerto pesquero que abastece a las zonas cercanas de las delicias que nos ofrece el mar.
En Malta, estos puertos podemos verlos repartidos por toda su geografía, pero sin duda alguna Marsaxlokk es el principal y más icónico puerto pesquero de toda la isla.
Como curiosidad, debéis saber que su nombre tiene origen en dos palabras que lo conforman: Marsa (puerto) y xlokk (viento). Esto es debido a la gran presencia que tiene el viento africano en esta zona de la isla.
Se caracteriza principalmente por las numerosas barcas de colores llamativos propias de Malta, las cuales allí podemos encontrarlas en abundancia.

El pueblo en general conserva un ambiente pintoresco, lleno de calles mágicas e innumerables muelles.
El mejor día para visitar este pueblo es el domingo, pues los pescadores montan su mercadillo local y el pueblo se llena de vida.
El resto de la semana también es muy bonito pasear por él, pues en su paseo marítimo hay una gran cantidad de puestos de souvenirs, utensilios, etc.
La gastronomía en Marsaxlokk es de las mejores de la isla, pues el pescado que se come aquí supera con creces al que puedes comer en cualquier otro punto de Malta.
Para llegar a este pueblo en autobús, puedes hacerlo de las siguientes formas:
-Desde La Valeta: Puedes coger tanto la línea 81 como la 85.
-Desde el aeropuerto: Súbete a la línea 119.
Conduciendo unos 5 minutos podemos llegar a St. Peter’s Pool.
El camino en coche no es muy cómodo en el tramo final, pero si vas con precaución no es para nada peligroso. Además, al final de la carretera hay un amplio parking gratuito donde puedes dejar tu vehículo. El trayecto a pie no es excesivo, pero no te lo recomiendo si las temperaturas no acompañan.
De este enclave natural podemos decir que es una pequeña bahía que tiene una altura aproximada de 9-10 metros. Su profundidad es de 4,5 metros, lo que es más que suficiente para que saltar no suponga ningún riesgo.

Para aquellos a los que no os guste saltar y prefiráis adentraros a sus cristalinas aguas de una manera más tranquila, tiene unas escaleras de piscina en uno de sus laterales, lo que facilita el acceso y la salida.
El agua de esta piscina natural es una de las más bonitas que podrás observar en la isla. Tiene unos tonos turquesas que se funden con la cristalinidad de otras zonas, lo que hace que puedas ver el fondo de manera nítida aunque no lleves gafas.

A diferencia del Blue Lagoon, en esta zona no hay puestos de comida, por lo que, si vas a pasar allí el día, deberás comprar lo que quieras consumir en un supermercado antes de ir.
Verdaderamente me sorprendió, como en el Blue Lagoon, la limpieza que hay en todo el entorno, la cual no me esperaba al ser un lugar con tanto tránsito. Hay varios contenedores repartidos por todo el área que compone esta piscina para que, independientemente del lugar en el que te sitúes, tengas siempre un contenedor cerca en el que depositar la basura.
Antes de ir, me imaginaba que sería un sitio bastante divertido y bonito en el que pasar un rato, pero una vez más, quedé sorprendido porque la realidad superó las expectativas.
No había una cantidad excesiva de gente, ya que fui a principios de octubre. En verano sí he leído que se masifica bastante al igual que otras zonas de la isla, pero tuve la suerte de poder disfrutar de un clima inmejorable y poca gente.
No cabe ninguna duda de que, si visitas la isla, debes reservarle, aunque sea una mañanita a St. Peter’s Pool, porque te aseguro que no te defraudará.
Nosotros incluso nos quedamos con ganas de repetir algún día, y lo hubiéramos hecho de no ser porque teníamos todos los días completos de lugares por conocer.
Espero que te sea de ayuda este post en tu visita a Malta, y puedas disfrutar de este enclave mágico que nos ofrece. Si tienes cualquier duda, recuerda que puedes escribirnos tanto por correo electrónico como por redes sociales, ¡y estaremos encantados de ayudarte!